Domingo por la tarde. El sol se escondía tras las montañas y un viento helado recorría todo el lugar.
Annia miraba atenta por su ventana, no sabia cuanto tiempo llevaba ahí sentada, y la verdad era que no le importaba. Estaba caminando por los valles de la imaginación, adentrándose en sus pensamientos como cada tarde solía hacerlo. Se abrumaba con preguntas que nunca dejaba sin respuesta. Últimamente se sentía frustrada por unas preguntas que le habían hecho una vez, y no podía contestar aun.
Noemí, quien era la única que soportaba los viajes mentales de Annia, le había contado una vez una historia sobre los dioses y aquello la había dejado abrumada. Desde aquel momento comenzó a pensar en cual había sido el origen del hombre, ¿Como se habían creado los mares, las montañas y los valles? Los religiosos decían una cosa, y los científicos otra, ¿Quién tenia la razón? Levanto la mirada y escucho la voz de Noemí preguntándole, ¿Quién eres?, ¿De donde vienes?, ¿A dónde vas?
“Buenas pregu
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